CONTRACRÍTICA DE QUIEN ACUSA AL HOMBRE “MATERIAL”

El hombre espiritual, al no ser secundadas sus ideas, acusa, de manera habitual, a todo aquel que tenga gustos divergentes de llevar una existencia “material”. Manifestando así, no solo la magnitud de su incomprensión de la estructura universal, sino también su ceguera ante ¡la única vida!, con la cual, es posible interactuar: la de todos los días. Pero esa muestra ordinaria y natural, sin “superiores” caminos, a ellos no basta, y si careces del coraje intelectual para vivir exento de “la verdad”, tendrás, forzosamente, que dejarte seducir mientras te envuelve el opuesto fantasmagórico de la cotidianidad, cuyos horizontes tienen como único argumento ligeramente sensato, la subjetividad: “visiones”, “experiencias místicas”, sugestiones, auto-hipnosis, estados de trance, alucinaciones, y volverse un esclavo convencido que se obedece a sí mismo.

De suerte que, a quien lo ya mencionado desasosiega, no será nunca fácil el camino para sortear la vejación que lo des-califica por ser, estultamente, “material”: tendrá que fantasear y contener “realidades” siempre distantes, ¡“elevadas”!, además de esforzarse (por conveniencia o apariencia) para poder saborear a la numinosidad que te hace digno de la dignidad que abraza al ser “despierto”: espiritual.

No obstante, al autor le gustaría señalar que, después de tantos movimientos, después de tanto hacerse conscientes, de mucho “evolucionar”, y a pesar de tantas intenciones que han presumido santidad, sigue siendo la misma realidad, imperfecta y terrenal, la que retiene en ella toda aspiración lejana, y al resto de la humanidad.